
Para todos los de Fórmula 5...y para todos.
¡¡¡Salud!!!
Como se podría comparar un "flaco" de aquéllas épocas, con los "flacos a la vuelta de la esquina" de éstas épocas...no hay comparación...
Y es por esto...
La gente de Fórmula 5, tiene que entender que el campeón de este año 2010, hizo y sin saberlo, lo mismo que "Patoruzú"...metió los "dedos" y bien que hizo...
Para eso sirven los ejemplos que nos dá el pasado...
Repito la foto y repito la historia...
Estaba buscando algo con referencia a Tomás Mayol. Como punto de partida recordaba que lo vi sólo una vez y fue en el primer año del secundario...me sentaba al lado del hijo...los dos de pantalón corto...supe después que como galardón máximo había sido acompañante de Juan Gálvez por dos o tres carreras y nada más...vivían por Palermo...mis vivencias fueron líos de escuela por tres años y eso es todo...hasta que encontré a los hermanos en la Fórmula 5, pero habían dejado de correr. Este poco hilvanar me llevó a buscar como de costumbre...y siempre hay alguien que en esta bendita o maldita Internet pone algo y alguien encuentra...
El que puso, se llama Lao Iacona y fué el 15/3/10 y allí encontré a mi vecino...si se puede llamar vecino...uno de los Sáenz Valiente...los Sáenz Valiente vienen del principio de la historia de nuestro país...el lugar provincia de Buenos Aires...bahía Samborombón...entre el río del mismo nombre y el río Salado...allí hay un lugar y se llama El Rincón de López...cuyo primer dueño al fundarse la patria (algunos creen que la patria se fundó en 1810 y para mi se fundó cuando nos empezaron a llamar "argentinos") se llamaba Clemente López de Osornio, que a la sazón fué el abuelo materno del mismísimo Juan Manuel de Rosas...de allí viene Enrique Díaz Sáenz Valiente, cuyo seudónimo "Patoruzú" lo dejó estampado y para siempre...pero veamos lo que investigó Iacona...
"La carrera se había disputado sobre dos vueltas a un circuito de 368 kilómetros, conformado por caminos de tierra y asfalto. Díaz Sáenz Valiente totalizó el recorrido en 3h 28m 24s aventajando a los Turismo Carretera por más de 35 minutos y corriendo en varios tramos a más de 275 km/h.
Atrás quedaban las especulaciones: Ferrari ratificaba la calidad de sus autos y Díaz Sáenz Valiente su clase y arrojo al volante.
El piloto le comentaba a Ricardo Lorenzo Borocotó en El Gráfico (Nº 1832, septiembre de 1954):
“La Casa Ferrari me indicó que para una carrera de este tipo debería viajar a un régimen de entre 6.300 y 6.800 vueltas de motor para tener algo de resto. A 6.300 vueltas la Ferrari con la relación larga tiraba 245 km/h, velocidad más que interesante para hacer un buen papel en la carrera. También siguiendo las indicaciones de Ferrari calcé el auto con cubiertas Pirelli Corsa tipo Pescara, que estaban concebidas para aguantar altas velocidades durante mucho tiempo. Los demás que corrían en sport tenían cubiertas Pirelli Corsa pero comunes y ninguno de ellos pudo aguantar el ritmo, todos desbandaron. En la primera vuelta cuando pasé por el primer control viajaba a 245 km/h y me resultaba difícil mirar los instrumentos a esa velocidad por las vibraciones del auto en un camino que no era una pista, y porque viajaba con la cabeza en el aire. Los pájaros fueron un gran inconveniente porque la alta velocidad del auto no les permitía levantar vuelo a tiempo, y me los llevaba por delante… chin… chin… chin…y plumas por el aire… La Ferrari terminó la carrera con la carrocería cubierta de abolladuras y el frente como testigo de los impactos de los pájaros. En toda la carrera la Ferrari consumió un litro de aceite, y las cubiertas se deterioraron sólo 1.5 mm. En cada vuelta al circuito consumió 150 litros de nafta, y las dos paradas que hice para reabastecer me llevaron solo 20 segundos cada una. Yo ya había previsto el problema de los pájaros y por eso le había pedido a mi amigo Juan Carlos Mendivil que piloteara mi avión Navion para que –volando a baja altura delante de mí– me espantara las bandadas.
Eso era importante porque yo venía con la cabeza afuera y tenía miedo a un golpe. También le había pedido a Juan Carlos que se anticipara en las tres curvas y me las indicara siguiendo el recorrido de las mismas. Pero la cosa se puso difícil, porque cuando tomábamos una recta con viento en contra, el Navion se quedaba atrás de la Ferrari y Mendivil se veía obligado a cortar camino para poder seguir delante mío…Lo que más me entusiasmó de esta carrera, además de ganarla claro, fue el hecho de que fui desde mi casa hasta Tres Arroyos manejando la Ferrari por la ruta y una vez terminada volví también andando sin ningún problema”.
Sáenz Valiente se anotaba así un triunfo único, inolvidable, lleno de historias, fijando un récord mundial y batiendo a los Turismo Carretera por amplio margen."
En esta historia aparece Tomás Mayol...pero lo dejaremos para más adelante...primero leer esta...
El "Doc" Luis Alposta, en l981...lo conocí muchísimo después que esta fecha...claro, el distinto y yo también...me enseñó a coordinar palabras que me brotaban...
Un día fuimos a la Academia Porteña...me presentó varios tangueros...yo, en zapatillas Topper por supuesto...y se puso a recitar...
Los siete pecados capitales...si...los siete...
Por lo menos uno vendría bien que lo recordara...
La Envidia
La envidia es una tendencia a entristecerse, y hasta deprimirse, por el bien y la prosperidad ajena. A menudo va acompañada del deseo de ver al otro privado de ese bien que nos deslumbra y nos quita el sueño.
La envidia es hija de la soberbia, la que no puede bancarse superiores ni rivales, el envidioso sufre cuando oye alabar a otros y procura negar o atenuar esos elogios hablando mal de las personas que son alabadas.
La envidia suscita sentimientos de odio; siembra discordias; impulsa a la búsqueda de inmoderadas riquezas y honores para ser más que aquellos a quienes se envidia. La envidia quita la paz del alma; se la combate con cintas, moños, cuernitos y ropa interior de color rojo y es el único pecado que no proporciona ninguna satisfacción al que lo padece...
La envidia corroe el ánimo.
Suspicaz, ponzoñosa,
flaca, y chiquitita,
intrigante, quejosa,
histérica y marchita,
soy propensa al ataque:
si hay algo que me irrita
es que el otro se destaque.
A veces me disfrazo,
según el caso.
Por fuera las palmadas,
por dentro las puteadas.
Siempre el logro del otro es mi fracaso.
Yo soy la que ligó en la repartija
los oscuros frasquitos del veneno.
Es más fuerte que yo. Me doy manija.
¡¡No puedo soportar el triunfo ajeno!!.
--------------------------------------
El "Doc" Alposta, quería escuchar mi decir mecánico...y de Mataderos, por supuesto...según él, los barrios hablan diferente...creo que tiene razón.
Ya nos veremos "Doc".
Esta es la esquina de Av. de Mayo y Bdo. de Irigoyen, en 1936,
Como se puede ver el sentido de circulación era otro...el coloniaje era distinto...se debe recordar que el subterráneo pasa aún por debajo de esa avenida...los que manejaban esos vehículos, debían hacerlo de una manera muy diferente a lo que se hace hoy en día...de todo esto también tuvimos que aprender...
"¿Y fue por ese río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?"
J.L.Borges
Octubre
Nada pude saber de mis mayores,
de linajes gallegos o italianos.
Son de ellos las arrugas de mis manos
y por ellos, respiro en los albores.
¿Habrá sido aquél mozo en la crujía,
que pechando el olvido del Piemonte,
al porfiar en saltar el horizonte,
refundó nuestra extraña dinastía?.
¿O habrá sido aquél taura rufianesco,
que bajado de un bote quijotesco,
mal clavó su puñal en la bahía?.
Taperas cobijaron sus pasiones,
hechas polvo en reflejos de ilusiones,
tal vez una se escriba en mi elegía.
Nada pude saber de donde vengo,
de blasones provincianos o porteños.
La resaca sobrante de sus sueños,
alimenta mi ríspido abolengo.
Antes de discutir, mejor pensemos...y mucho.
Para vos, pebete...que junto a tu viejo, te morfás un cacho de carne los domingos de carrera de autos, y quizá sin saber que hay detrás de un vacío jugoso, de un vaso de vino de cuarta y ruidos ensordecedores...
El resero...fue el tipo que conoció todos los tembladerales de la patria, mucho antes que las cupecitas hicieran lo suyo...
A Don Silverio
Ahora venga un bordoneo...
Y con permiso señores,
yo cantaré una milonga,
al gaucho Silverio Flores.
No lo vi duro ni muerto,
no sé si fue verdadero.
Lo veo de tranco firme,
cuartear por el matadero.
El bigote es gris oscuro,
pero en sus ojos el brillo.
Y pegado al corazón,
la funda de un buen gatillo.
Un bufoso de seis luces,
del que hablar no le gustaba.
Una historia de barajas,
tal vez, una paica brava.
Fue caudillo en Los Corrales
y si ayuda la memoria,
era famoso su nombre
por Tablada y por La Noria.
De pelambre ensortijada.
Chambergo negro, su sello.
El talero entre los dedos,
pañuelo azul en el cuello.
Dos hombres lo acompañaban
y era para su resguardo,
Juan Velazco y ese Juárez,
conocido como El Pardo.
Cuando el ruin malandrinaje,
le creaba un estropicio,
él los fajaba de un golpe,
y no golpeaba de vicio.
Hombre de puñal a mano,
en las malas y en las buenas:
"Con los cuernos dos changas,
te los tragas o los faenas."
Le daba al vino y al canto,
al compás de la guitarra,
en los fondos de Varela
y en las latas de Lacarra.
Ahora está muerto y se fue,
a un lugar muy conocido,
de la orilla del Cildañez,
al cañadón del olvido.
Ahora está muerto y yo digo:
¿Lo encontraré Don Silverio
en esas pampas celestes,
llenas de luz y misterio?...
Para los aficionados a las pegatinas interneteras, y aquí si que tenés "Copyright", y si querés hacé la prueba...