A...Don Alconi, de Morón...
Muchas veces la memoria juega malas pasadas...otras, no...y fue hoy, después del mediodía...el bondi 2, pasando por un edificio conocidísimo de Balvanera...he rondado por ahí, en otras épocas...hace muchos años...no llegaba a mi terraza, el nombre...nombre famoso si los hay...de repente, ¡zás! allí estaba...llegando a Flores, apareció...el Spinetto...el famoso Spinetto...barrio de avería, barrio de Don Hipólito, en los primeros años del XX...cuando llegué a casa, por supuesto...de cabeza al internet...la búsqueda y el encuentro, Sr Alconi...lo encontré...lo encontré, de la única forma que se puede hallar en estos aparatos...el tipo se llamaba Mario Palanti...fue el hacedor...pero no, un hacedor cualquiera...ni siquiera albañil, mire...era Arquitecto...el Arquitecto Mario Palanti...
Muchas veces la memoria juega malas pasadas...otras, no...y fue hoy, después del mediodía...el bondi 2, pasando por un edificio conocidísimo de Balvanera...he rondado por ahí, en otras épocas...hace muchos años...no llegaba a mi terraza, el nombre...nombre famoso si los hay...de repente, ¡zás! allí estaba...llegando a Flores, apareció...el Spinetto...el famoso Spinetto...barrio de avería, barrio de Don Hipólito, en los primeros años del XX...cuando llegué a casa, por supuesto...de cabeza al internet...la búsqueda y el encuentro, Sr Alconi...lo encontré...lo encontré, de la única forma que se puede hallar en estos aparatos...el tipo se llamaba Mario Palanti...fue el hacedor...pero no, un hacedor cualquiera...ni siquiera albañil, mire...era Arquitecto...el Arquitecto Mario Palanti...
el que soñó el edificio Chrysler...de la sociedad de lo Hnos. Resta...soñó que un auto, anduviera a 100 kmh. por los techos de Buenos Aires...y lo hizo, che...¡¡Eso se llama soñar!!...a principio de los XX...¡¡Bah!!, me arrepiento de los míos...
Pero, si no andaba por el Spinetto, hoy por la tarde, no hubiera encontrado esto, gracias al Sr. Alejandro Machado, que me supongo permite las copias, basta ver su blog, en las fotos...y los porteños, nos merecemos conocer un poquito más, que de historias de autitos...¡¡Mamma mía!!..."Primer Palacio-Autódromo en Sud-America"...
¡Ah! ¿Y qué tienen que ver, entre sí, Palanti y Spinetto?...cosas de tanos...busquen, che...en algún lugar, verán algo contado por el nieto de Spinetto...
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el que nunca falta, y por demás avejentado, "por las dudas"...
la Av. Centenario, hoy, es Av. Figueroa Alcorta...y las calles Bulnes y Ocampo, están separadas por Coronel Díaz, la calle del contrafrente era Martín Coronado, por ahora sigue así, y San Martín de Tours...pero, no importa esto...cómo lo de los 100 Km...nunca falta el trastornado...eran los "años locos"...
el final de esos años...y el comienzo de otros, que mejor ni hablar...
y llega más sobre Palanti...la equivocación sobre la ubicación y el lío,,,
Según el Sr. Machado, la dirección exacta es, Av. Figueroa Alcorta 3301/99...Palacio Alcorta, es el museo Renault...
y siguen apareciendo cosas...Sr. Alconi...las leyendas...
Texto de Eduardo Parise para el diario Clarín on line:
"En
Buenos Aires, cuando se habla de palacios, la asociación inmediata pasa por
recordar los que enmarcan a la avenida Alvear, o los que están junto a la plaza
San Martín. También, algunos de la zona de Palermo Chico. Sin embargo, en este
último sector, hay uno de esos edificios majestuosos al que no se suele
contabilizar: es el que ahora se conoce como Palacio Alcorta, una construcción
que en 1994 se transformó en la sede de costosos lofts. Pero no siempre fue
así.
Proyectado
en 1927 e inaugurado el 1 de diciembre de 1928, aquel palacio tuvo como destino
original ser la sede de una concesionaria de autos que, como representante
autorizado de una empresa estadounidense, armaba y comercializaba la marca
Chrysler en la Argentina. Se llamaba Resta Hermanos y su edificio símbolo era
ese que, a la altura del 3300 de la avenida Figueroa Alcorta, ocupaba y aún
ocupa toda una manzana.
Se lo
conocía como Edificio Chrysler, aunque aquella empresa nunca fue su dueña. En
la planta baja, sobre la avenida, estaban el salón de venta y las oficinas y
detrás, el área de montaje y fabricación de repuestos. En el primer piso, se
ubicaban los talleres de retoque, terminación y depósito de vehículos. Pero la
mayor curiosidad estaba en la gran terraza: una pista circular, de más de 1.700 metros de
extensión y curvas peraltadas, que se usaba para probar los autos a alta
velocidad. Inclusive, alguna vez se la usó para hacer carreras de motos, ya que
tenía tribunas con capacidad para hasta 3.000 espectadores.
Dicen que
aquella empresa dueña del lugar tuvo un duro final, a raíz de una jugada que
hábiles estafadores le realizaron en 1931. Cuentan que todo empezó cuando en la
tardecita de un viernes, un hombre llegó, compró un 0 kilómetro que pagó
con un cheque y se fue con el auto. A la mañana siguiente, sábado, un hombre
pidió un servicio de auxilio y, cuando lo asistieron, vieron que era el auto
comprado el día anterior, pero con otro dueño. Lo había adquirido en efectivo,
casi por la mitad de su valor.
Lo
primero que se pensó era que el cheque aquel no tenía fondos y había que
detener al presunto estafador. Lo encontraron a bordo del Vapor de la Carrera,
el barco que, viajando toda la noche, hacía el cruce hacia Montevideo. El
hombre alegó que había “reventado” el auto porque necesitaba juntar dinero que
apostaría al día siguiente en el hipódromo de Maroñas a un caballo de gran
sport. Como no le creían, hizo labrar un acta con el capitán del barco diciendo
a qué caballo y qué cantidad importante iba a apostar. Después, lo bajaron del
barco y lo detuvieron.
La
leyenda dice que el domingo el caballo no sólo ganó, sino que pagó una fortuna.
Y que el lunes, cuando fueron a la ventanilla a cobrar el cheque emitido el
viernes, el cajero también pagó el importe sin problemas. Dicen que la
concesionaria tuvo que afrontar peso sobre peso lo que hubiera ganado aquel
apostador. Y que por eso la empresa fue absorbida por otra llamada Fevre y
Basset, que se hizo cargo del edificio. Después, el palacio pasó a manos del
Comando de Arsenales del Ejército y fue sede del Registro Nacional de Armas.
Hasta que en 1994 lo reciclaron y se convirtió en sede de esos lujosos
departamentos actuales.
El
majestuoso Palacio Alcorta es obra de Mario Palanti, un famoso arquitecto
milanés que vivió entre 1885 y 1979. Había llegado a la Argentina en 1909 y su
talento está presente en muchos de los edificios que diseñó. Obviamente, el más
famoso es uno que fue y es un símbolo de la Ciudad: el Palacio Barolo, de la
gran Avenida de Mayo. Pero esa es otra historia.”
Mario Palanti...Sr. Alconi, soño también el Palacio Barolo...pero no me corresponde, escribir sobre esto...bastante mal hago lo mío...hasta sueño con chinos, que venden sushi japonés, debajo del peralte de Figueroa Alcorta ...peralte, que hizo el tano Palanti..."per i bambini di mamma"...
(Otra cosa que se escapa por ahí...el asunto de, cómo pasa el edificio de Frevre y Basset a los militares...se puede notar, que en esos momentos, "Los Clarines" tenían sonidos no muy claros...)
1 comentario:
Impresionante...
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