Amigo de los amigos del 4T...y del 2T.

sábado, 6 de agosto de 2011

A veces, me refugio en cosas como esta...simplemente para recordar...¿buenos modales?...no, si todos sabemos qué son los buenos modales...Saint-Exupéry sabía mucho de buenos modales...veamos:

"El quinto planeta era muy curioso. Era el más pequeño de todos, pues apenas cabían en él, un farol y el farolero que lo habitaba. El principito no podía explicarse para qué servirían allí, en el cielo, en un planeta sin casas y sin población, un farol y un farolero. No obstante se dijo a sí mismo:
-Este hombre, quizás, es absurdo.Sin embargo es menos absurdo que un rey, un vanidoso, un hombre de negocios y un bebedor. Su trabajo, al menos, tiene sentido.Cuando enciende su farol, es igual que si hiciera nacer una estrella o una flor y cuando lo apaga es como si durmiera la flor o apagara la estrella. Es una ocupación muy bonita y por ser bonita, es verdaderamente útil." 
Cuando llegó al planeta saludó respetuosamente al farolero:
-¡Buenos días! ¿Por qué apagas tu farol?
-Es la consigna -respondió el farolero-, ¡Buenos días!
-¿Y qué es la consigna?
-Apagar mi farol. ¡Buenas noches!
Y encendió el farol.
-¿Y por qué lo enciendes?
-Es la consigna.
-No lo comprendo -dijo el principito.
-No hay nada que comprender -dijo el farolero-.
La consigna es la consigna. ¡Buenos días!
Y apagó su farol.
Luego se enjugó la frente, con un pañuelo de cuadros rojos.
-Mi trabajo es algo terrible. Antes siquiera era razonable; apagaba el farol por la mañana y lo encendía por la tarde. Podía descansar el resto del día y dormir por la noche...
-¿Y luego cambiaron la consigna?
-Eso es lo grave, que la consigna no ha cambiado -dijo el farolero-. El planeta gira cada vez más rápido y la consigna sigue siendo la misma.
-¿Y entonces? -dijo el principito.
-Como el planeta da ahora una vuelta completa cada minuto, yo no tengo un segundo de reposo. ¡Debo encender y apagar mi farol una vez por minuto!
-¡Es divertido! Los días sólo duran en tu tierra un minuto.
-Esto no tiene nada de divertido -dijo el farolero-. Hace ya un mes que tú y yo estamos hablando.
-¿Un mes?
-Sí, treinta minutos. ¡Treinta días! ¡Buenas noches!
Y volvió a encender su farol.
El principito miró con cariño a este farolero que tan fielmente cumplía la consigna. Recordó las puestas de sol, que en otro tiempo iba a buscar arrastrando su silla y quiso ayudarle:
-¿Sabes? Yo conozco un medio para que descanses cuando quieras...
-Yo quiero descansar siempre -dijo el farolero
Se puede ser a la vez fiel y perezoso
El principito prosiguió:
-Tu planeta es tan pequeño que puedes darle la vuelta en tres zancadas. No tienes que hacer más que caminar muy lentamente para quedar siempre al sol. Cuando quieras descansar, caminarás...y el día durará cuanto quieras.
-Con eso no adelanto gran cosa -dijo el farolero-. Lo que a mi me gusta en la vida es dormir.
-No es una suerte -dijo el principito.
-No, no es una suerte -replicó el farolero- ¡Buenos días!
Y apagó su farol.
Mientras el principito proseguía su viaje, se iba diciendo para sí: "Este sería despreciado por los otros, por el rey, por el vanidoso, por el bebedor, por el hombre de negocios. Y, sin embargo, es el único que no me parece ridículo, quizás porque se ocupa de otra cosa y no de sí mismo".
Y lanzando un suspiro que expresaba su sentimiento, continuó diciéndose:
-Es el único del que yo hubiera podido ser amigo. Pero su planeta es demasiado pequeño y no hay lugar para dos...
Lo que el principito no se atrevía a confesarse, era que la causa por la cual lamentaba no quedarse en este bendito planeta, se debia a la mil cuatrocientas cuarenta puestas de Sol, que podía disfrutar cada veinticuatro horas.

Creo que no es necesario aclarar, que este a sido un pequeño resumen, muy pequeño...de uno de los libros más leídos en este planeta...y por unas cuantas generaciones...el autor, un aviador, por decir algo, nunca renunció a nada...y murió dando la vida por su tierra...



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