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jueves, 24 de febrero de 2011

El Baqueano y el Rastreador

En el libro "Facundo", escrito por el insigne Domingo Sarmiento, alias "el fausto", aparecen personajes de la fauna campestre criolla, entre los cuales resaltan, y vale para el ejemplo mecánico que voy a describir, el rastreador y el baqueano. También lo hace Charles Darwin, cuando recorre el mar verde pampeano.
Y cuál era, la característica profesional de estos individuos, por lo que eran muy buscados...uno, el baqueano, conocía perfectamente la tierra que pisaba, los atajos, los peligros...el otro, el rastreador, era el tipo que conocía las señales, indicios, vestigios, que deja algo cuando transita por algún lado, una cosa, cualquiera que sea...
Alcancé a ver mecánicos de verdad, mecánicos que de una chapa hacían un techo de auto, o cojinetes de bancada o de biela, que de un pedazo de alambre hacían una tuerca, y sin fin de ejemplos más...pero el que me impactaba de sobremanera, era el viejo mecánico del palo de escoba...cuando había un problema de ruidos internos en el motor de un  Ford T, el jefe lo llamaba, el tipo traía su herramienta de madera y lo apoyaba en algún lugar del motor en marcha...como hace el médico cuando te dice, decí treinta y tres...así, el viejo mecánico, con el palo transportaba el ruido hacia su oído, y entrecerraba los ojos, después de un tiempo, y de andar toqueteando el traqueteante motor, daba el parecer...y la apuesta era si había acertado o no...aquél viejo, no fallaba nunca.
Los que me enseñaron este oficio, muchas veces apelaron a la imaginación, a la fantasía, cuando describían un mecanismo y sus efectos, y más aún, sus fallas...me asombra el ver de esta manera, lo que para aquellos era tan fácil en descubrir.. y que para mi, era la infausta ignorancia...

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